violència de gènere

Contra la violència de gènere

No hi ha excuses per al dolor



   El 25 de novembre  se celebra el dia contra la violència de gènere. Cerca informació sobre per què es va triar aquest dia i textos que parlin d'això, amb imatges.

Es va triar aquest per l'assesinat de las dominicanas, las hermanas Maribel en 1960.

hoy, 25 de noviembre, en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, me gustaría tener un sentido recuerdo para todas y cada una de las mujeres que han perdido la vida a mano de sus parejas, así como para sus hijos que han quedado huérfanos. Compartimos el dolor y la indignación ante esta inaceptable violación de los derechos humanos de mujeres y niñas, y manifestamos nuestro más firme rechazo a la más dura y cruel expresión de desigualdad. En nombre del Gobierno, quiero decirles que están en nuestra cabeza y en nuestro corazón.
Nadie comprometido con los valores de la igualdad y la dignidad de las mujeres puede asistir impasible a esta expresión de violencia machista. Y, en verdad, no hay mejor medida del pulso de una sociedad que su capacidad para comprometerse con las causas que merecen más la pena. Por eso, mientras exista una sola mujer que sufre en silencio a manos de su pareja o ex-pareja, nuestra prioridad ha de ser mejorar la protección y la respuesta que ofrecemos a estas personas y a sus familias.
En un día tan señalado como el de hoy, el mensaje que me gustaría enviarles es el de que no están solas. Que hay salida. En efecto, ocho de cada diez mujeres que han vivido en algún momento de su vida episodios de violencia machista han logrado dejar atrás el maltrato, lo que sin duda alguna supone un motivo de esperanza. Y nuestro principal objetivo este 25 de noviembre es decir que quien ahora esté sufriendo puede recuperar su proyecto de vida, así como la felicidad que se merece en compañía de los suyos.
En este propósito, me gustaría subrayarlo, estamos todos juntos. Porque la lucha contra la violencia de género es y ha de seguir siendo una política de Estado que nos convoca en torno a un objetivo superior y que va más allá de ideologías. Un objetivo común en el que llevamos muchos años trabajando, uniendo fuerzas con la participación de todos, de las asociaciones de mujeres, de los profesionales, de los que tenemos responsabilidades públicas y, por supuesto, también de la sociedad civil.
Es verdad que queda mucho por hacer, pero si echamos la vista atrás es mucho también lo que hemos avanzado en los últimos diez años. En derechos, en recursos de apoyo a las víctimas, en formación de los agentes implicados y en concienciación contra estas situaciones intolerables.
El éxito colectivo de la sociedad española para acabar con la violencia de género ha de venir de la mano de una actuación coordinada y eficaz de todos en torno a diversos objetivos. En primer lugar, prevención, en las aulas y en los establecimientos sanitarios; en segundo lugar, concienciación, a través de campañas dirigidas a la sociedad española en su conjunto, y también a las víctimas, para que conozcan con qué alternativas cuentan y cuál es la puerta de salida de la violencia de género. Asimismo, es clave propiciar la ruptura del silencio, facilitando que las mujeres denuncien, que reciban todo el asesoramiento legal que precisen y que no encuentren barreras para defender sus derechos ante la justicia.
Pero no hemos de parar aquí. Hemos de consolidar avances tan importantes como una asistencia integral, mejor y más coordinada, a través de la Red de Centros de Acogida, los protocolos acordados con las Comunidades Autónomas, la conexión de los sistemas policiales de valoración de riesgo y los sistemas asistenciales de coordinación de órdenes de protección y los planes personalizados. Debemos seguir impulsando la promoción del empleo, un elemento esencial para la autonomía de las mujeres, con medidas como la bonificación de sus contratos. En cuanto a la protección de la seguridad de las mujeres, debemos seguir reforzando un sistema de valoración que identifique todos los riesgos y su derecho efectivo a estar informadas acerca de la situación penitenciaria de los agresores o su puesta en libertad, para tener la posibilidad de recurrir permisos de salida, terceros grados o la libertad condicional. En una línea similar, el control de los maltratadores debe ser una prioridad a la que ha servido, entre otras herramientas, la mejor tipificación de los delitos en el Código Penal. Todas estas son acciones que hemos impulsado y en las que, desde el consenso, debemos seguir trabajando.
También podemos constatar avances en un área tan importante como es la protección específica de los menores, por fin reconocidos como víctimas y con sus mismos derechos asistenciales. Otros progresos provienen del estudio del fenómeno de la violencia de género, para así asegurarnos una mejor prevención y acción: gracias al incremento de la información estadística y los estudios realizados, entre ellos la Macroencuesta 2015, se ha puesto de manifiesto que el porcentaje de mujeres que salen de la violencia de género está mejorando.
Tenemos mucho trabajo por delante. Cada mujer que muere a manos de su compañero y cada nuevo caso de violencia de género nos produce consternación. Pero también debe servirnos de acicate para seguir dando una batalla por la igualdad y la libertad en la que, a pesar de todo, hay avances.
Esos avances son de todos, porque todos colaboramos y trabajamos en aras de un objetivo común. Por eso, en un día como hoy me gustaría terminar con un último mensaje. La única estrategia, la que nos hace más fuertes y eficaces frente a la violencia de género y frente a los cobardes que la practican, es el compromiso de todos en torno a los valores de la unidad, el consenso y la solidaridad, valores que constituyen la columna vertebral de nuestro compromiso colectivo y que deben seguir presidiendo nuestra actuación en el futuro. Así nos lo reclaman las víctimas, y se lo debemos a ellas y al conjunto de la sociedad española.
Afortunadamente los españoles tenemos claro de qué lado estamos. Del lado de las víctimas, de sus
derechos y de su dignidad.




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